Thursday 22 January 2009

CON UN CAFE

Con un café de por medio se puede hablar de todo: de fútbol, mujeres, política, de hombres, cocina, anécdotas y negocios. Se puede desayunar, cortar la mañana, alargar un almuerzo o cerrar una jornada laboral. Eso sí: las largas tertulias, con dos o tres vueltas de café, ya no van más. Por lo menos en algunos bares porteños, donde el café ya cuesta 10 pesos, o incluso más. ¿El más caro del mundo?Según la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés -la entidad que representa desde 1905 a los bares de la Ciudad- actualmente hay unos 3.000 locales de este tipo en Buenos Aires. Cada uno de ellos ofrece el café a un precio diferente: en algunos comercios lo cobran 5 pesos, pero en otros el doble. "Estaba de paso por el Microcentro y como tenía que hacer tiempo, entré a un bar de Florida y Paraguay y me pedí dos americanos -dice Andrés, empleado de una obra social-. Cuando me trajeron la cuenta ¡eran 22 pesos! No lo podía creer: lo llamé al mozo y le pregunté '¿a quién estoy invitando?". A Esteban le pasó lo mismo en un restorán de Cuenca y Tinogasta, en Villa Del Parque. Fue con su novia un sábado y pidieron dos cafés, que llegaron acompañados por masas y vasitos con jugo de naranja. Al final, se asombraron con la cuenta: 20 pesos. "Nos fijamos en la carta y era así. Los sábados y domingos después de las 16 cuesta eso", se indigna Esteban. El cafecito hoy viene "cargado" en muchos bares: en uno muy tradicional que está en Corrientes y Carlos Pellegrini, frente al Obelisco, exhiben la carta en la vidriera, y para muchos no resulta tentadora. El café en jarrito, ahí, también es carísimo: 15 pesos. En Belgrano sigue la tendencia: en Figueroa Alcorta y La Pampa ofrecen un café caro (pero "de una calidad Blend Superior", advierten) que (eso sí) se sirve con "deliciosos Petit Four". En esas "dulces compañías" está la clave: consultado por La Razón, el presidente de la Cámara de Cafés y Bares porteña, Manuel Novo, trató de buscarle una explicación a estos precios y, sorprendido, la encontró en un nuevo concepto: "el café con amenities" (pequeñas cortesías que se suman a los productos y servicios que ofrece una empresa). Así es como el café, que servido solo puede costar entre 5 y 7 pesos, se encarece con chocolates, masitas y copitas de jugo. O con servicio de diarios y wi fi. "Un café a diez pesos es un absurdo, salvo que el bar quiera tener un público turista. Un bar de barrio que cobra eso no sólo ahuyenta a la clientela, también atenta contra la ronda cotidiana del café entre amigos", opina Horacio Spinetto, arquitecto y autor del libro "Cafés de Buenos Aires". Absoluto conocedor, agrega: "El bar es el templo de la amistad, de ahí su permanencia, y además, ¿cuántas parejas se habrán conocido en un bar o cuántas se habrán dado el primer beso?". Muchísimas... Eso sí: con un café a diez pesos, a los caballeros no les queda otra que pensar dos veces antes de invitar, y a ellas, valorar más cuando le digan "¿tomamos un café?".

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