Monday 23 March 2009

El Hastío

No existe una lista de cosas que se pueda hacer para evitar el aburrimiento. Francamente, puede ser que alguien, de vez en cuando, experimente fastidio por alguna cosa u otra. Lo que no es normal es que todo, incluso la propia vida, cause hastío.
En principio, la persona debe detectar qué es lo que está haciendo que provoca constantemente este sentimiento. Si es un trabajo que ya no le gusta hacer y que perdió atractivo, puede cambiarlo. Si de él depende su estabilidad económica hay que buscar alternativas, como otras actividades que se ajusten a la rutina diaria de las labores, para que éste tenga nuevamente un aliciente que le permita continuar sin problemas en la vida profesional. Si, en definitiva, el trabajo ya no nos gusta, podemos cambiarlo por otra actividad que nos llene de mayores satisfacciones, dentro de las posibilidades del mercado laboral. Lo que nunca debemos permitir es que el hastío se apodere de nosotros al punto tal que nos invalide en el trabajo. Si no nos gusta un empleo de oficina con un horario rígido, busquemos una actividad flexible que nos permita sentirnos más dueños de nuestro tiempo. Otra forma de pensar es que nuestro trabajo nos permite obtener recursos para hacer lo que sí nos gusta.
Si creemos que ya no nos satisface cierta rutina deportiva, podemos cambiarla por otra. Caminar al aire libre a través de un campo, la montaña, un parque o la playa -si la tenemos cerca- es una excelente actividad que nos pone en contacto directo con la naturaleza, nos da permiso para la reflexión y nos ayuda a valorar y estimar lo que somos y lo que tenemos. También es bueno dejar atrás la “rutina” malsana de quejarnos. Sabemos que ciertas cosas no están bien y que el entorno, en ocasiones, nos lleva a estar todo el tiempo quejándonos. Pero con esto no logramos nada. Las cosas no van a cambiar porque nos estemos lamentando a cada rato. Es preferible hacer algo -por pequeño que sea- para que las cosas se transformen. Debemos apreciar las cosas que tenemos, muchas o pocas, y dejar de quejarnos por lo que no tenemos. Esto no quiere decir que no luchemos por obtenerlas, pero debemos hacerlo después que nos hayamos trazado objetivos a cumplir y metas a alcanzar. En esta medida, le estamos diciendo “no” al aburrimiento.
También es sano realizar más actividades que nos permitan despejar nuestra mente de pensamientos negativos o problemas de trabajo. Visitar museos, ir a la playa, visitar a los amigos y la familia, dedicarle tiempo a la música, el cine, la pintura, imaginar fantasías con el ser querido, o cualquier actividad, nos permitirán estar siempre activos y olvidarnos de la palabra aburrimiento.
Si ya hemos caído en el hastío, definitivamente debemos acudir a la consulta de un especialista que nos ayude a recuperar las ganas de vivir. Esto se logra cambiando los puntos de vista acerca de las cosas que nos rodean. Todos los aspectos de la vida tienen un lado bueno y uno malo. Busquemos siempre los positivos y reflexionemos sobre los negativos, con el objetivo de llevar a la reflexión y al cambio. La vida, con sus cosas buenas y malas, merece ser vivida. No dejemos que el aburrimiento nos impida ver lo mejor que ella tiene: nosotros.

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