Monday 23 March 2009

Ópera pop con obra de Wagner

El director de escena Emilio Sagi buscó inspiración en el amor del más transcendental al más carnal, en la estética "pop", en la monumentalidad y en el color, para dirigir "Die Feen" (Las Hadas), ópera desconocida de Richard Wagner que estrena el próximo día 27 en el Teatro del Châtelet de París.
Sagi, que el pasado mes de mayo triunfó en este mismo escenario con la zarzuela "La Generala", de Amadeo Vives, contó a Efe durante los ensayos, cómo para esta creación tan diferente partió de una reflexión sobre el título que Wagner dio a su obra, la segunda que escribió.
"¿Qué significa hoy en día "ser hada"? Ese hada -esas hadas- que hay ahí, me parece que son mujeres inmortales" y ser inmortal significa que la vida "no la ves con la "grisura" que la ves, sino con mucha imaginación", con una fuerza que te hace "ser un poco feliz, un poco más inmortal, un poco más de color", aseguró.
"Por ahí busqué la idea de entrar en ese mundo pos-pop, del color, de imágenes muy fuertes", cercano a la estética de Jeff Koons (1955) y Dan Flavin (1933-1996), explicó el director del Teatro Arriaga de Bilbao.
Un planteamiento coincidente con el del director del Châtelet, Jean-Luc Choplin, quien deseaba para esta ópera "nunca vista" de Wagner un tratamiento escénico "simple, elegante y moderno, con un toque pop", por lo que pensó en Sagi, "un colaborador ahora regular del Teatro".
Así podrán verse en algún momento sobre el escenario una enorme lámpara, una inmensa "pin-up" o una rosa que mide dos metros y medio "y todo un mundo de color", comentó Sagi.
Piezas que, en efecto, tienen relación con las creaciones de Jeff Koons, artista estadounidense que algunos consideran el rey del "kitsch" y que a finales del 2008 montó una de las exposiciones más exitosas en la historia del Palacio de Versalles.
"Esa cosa brillante me impactó mucho y me parece que tiene mucho que ver con el mundo de "Las Hadas", y los mundos de las luces de colores", añadió Sagi, cuyo primer éxito en el Châtelet fue en 2006, cuando abrió la temporada con la opereta "El Cantor de México", de Francis López. Respecto al hecho de montar una obra de la que no existe ninguna versión previa, "tiene sus ventajas", aseguró Sagi, pues, si bien "te sientes un poco perdido al principio" -en ausencia de grabaciones e imágenes previas a las que asirte o con las que ir a contracorriente-, nadie tiene una imagen de la obra en su cabeza.

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